Consciencia Inmaterial

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Consciencia es la capacidad del ser de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella, así como el conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. La consciencia es todo lo que experimentamos.

Conocer y entender cómo funciona la consciencia probablemente sea uno de los mayores retos a los que nos podamos enfrentar en el S.XXI. El estudio de la consciencia se ha abordado desde diferentes disciplinas como la filosofía, la psicología o la neurociencia.

Desde la perspectiva filosófica, son muchos los que han ahondado en el estudio de la conciencia humana. Para muchos de ellos, la conciencia se trata de una substancia que es la que nos permite la experiencia de tener un yo o un alma. Esta aproximación, acabó derivando en el problema de la dualidad de Cuerpo y Mente siendo cada una de ellas substancias antagónicas e independientes.

El dualismo cartesiano se compone de una mente —res cogitans—, como substancia pensante de naturaleza inmaterial. Por el otro lado, tenemos el cuerpo —res extensa—, como substancia material dotada exclusivamente de propiedades matemáticas y gobernada por leyes mecánicas.

La pregunta que se hicieron muchos filósofos fue: ¿Cómo interactúan entre sí estas substancias tan distintas entre sí? Todos los racionalistas posteriores trataron de darle una respuesta a esta pregunta. Malebranche lo hizo con su teoría del ocasionalismo o Leibniz con la armonía preestablecida.

Spinoza, consciente del gran problema que suponía esta cuestión, le dio una explicación desde una perspectiva monista. El panteísmo de Spinoza encuentra a dios como punto de partida siendo identificado en la naturaleza y entendido como una única substancia universal con infinitos atributos —entre ellos el de pensamiento y extensión—. De esta manera el hombre deja de constituir un dualismo cuerpo-mente formado de substancias contrapuestas para pasar a definirse como la manifestación a partir de dios como la unión de los atributos de pensamiento y extensión. Dios está en todo y todo está en Dios. 

Si analizamos la consciencia desde la perspectiva de la neurociencia y más concretamente desde el materialismo científico, debemos resolver varias preguntas sobre la consciencia para tener un entendimiento completo. La consciencia, no puede ser explicada exclusivamente por eventos físicos ya que trascienden sus capacidades y requiere una explicación de medios metafísicos. Es aquí donde reside la grandeza del misterio que se muestra ante nosotros cuando intentamos dar una explicación material a la consciencia.

La primera pregunta que debemos responder es la siguiente: ¿Cómo el cerebro crea la consciencia? 

El tálamo es un núcleo que procesa toda la información que captamos a través de los sentidos antes de proyectarse en la corteza cerebral.

Cuando el tálamo se daña, la persona queda inconsciente, es por este motivo que los científicos creían que la consciencia emerge del tálamo, siendo así lo que denominaban el umbral de la consciencia. No obstante, más tarde, los anestesistas observaron que la consciencia se pierde antes de que se desactive el tálamo. Gracias a esto, se pudo discernir que la consciencia es un fenómeno cortical, es decir, que emerge de la corteza cerebral.

Conociendo ya como el cerebro crea la consciencia, la siguiente pregunta qué podemos realizarnos es: ¿Cómo tiene que trabajar la corteza cerebral para que seamos conscientes?

Para responder esta pregunta de cómo los millones de neuronas que tenemos en la corteza tienen que trabajar para que seamos conscientes, tenemos 2 dos teorías que son las que más destacan a día de hoy.

Teoría del Espacio de Trabajo Global (Global Workspace Theory)

Desarrollada por Bernard Baars, esta teoría consiste en una arquitectura cognitiva simple que se ha desarrollado para dar cuenta cualitativamente de un gran conjunto de pares de procesos conscientes e inconscientes.

Para explicar esta teoría en términos más sencillos, Baars suele usar la «metáfora del teatro».

En el «teatro de la conciencia», un «foco de atención selectiva» hace brillar un punto luminoso en el escenario. El punto luminoso revela los contenidos de la conciencia, los actores que entran y salen, hacen discursos o interactúan entre sí. El público no está iluminado, está en la oscuridad —es decir, el inconsciente— viendo la obra. Entre bastidores, también en la oscuridad, están el director —procesos ejecutivos—, los tramoyistas, los guionistas, los escenógrafos y demás. Dan forma a las actividades visibles en el punto luminoso, pero ellos mismos son invisibles. 

Si analizamos esta metáfora, lo que nos cuenta es que la consciencia surge de un tipo particular de procesamiento de información haciendo así que emerja cuando la información que llega a ese almacén se proyecte globalmente a múltiples sistemas cognitivos.

Teoría de la información integrada (Integrated information theory)

La teoría de la Información Integrada es una hipótesis científica y marco teórico pensado para explicar la naturaleza básica de la consciencia, propuesta originalmente en 2004 por el neurocientífico Giulio Tononi.

Esta teoría nos dice que la consciencia no puede ser computada, debe estar construida en la estructura del sistema. Por este motivo, por muy compleja que sea una computadora, nunca podrá desarrollar una consciencia ya que la capacidad de ser consciente es una cualidad innata del sistema.

La consciencia es una propiedad asociada a mecanismos complejos, como el cerebro humano y para que se genere la conciencia, las neuronas de la corteza cerebral deben trabajar de manera conjunta y al unísono. 

Esta teoría también podría explicar los diferentes grados de conciencia, como por ejemplo cuando nos despertamos y necesitamos que vaya transcurriendo poco a poco el día para que nos encontremos más espabilados.

El problema difícil de la consciencia

Todo lo anterior que hemos hablado supone parte del problema fácil, cómo debe trabajar el cerebro para generar consciencia. Aun habiendo resuelto la parte fácil del problema, seguimos sin conocer exactamente cómo el trabajo de las neuronas es capaz de crear a través de la consciencia percepciones inmateriales como la subjetividad, la imaginación, las experiencias fenoménicas o como las sensaciones adquieren características, como colores y sabores. 

En palabras del sacerdote, filósofo y astrofísico Manuel Mª Carreira:

 «La consciencia no puede ser atribuida a la materia según su operación operativa: ninguna de las fuerzas aceptadas por la física da ni siquiera una pista de ser adecuada para producirla.»1

Este fenómeno que constituye el problema difícil de la consciencia no se puede representar mediante una fórmula matemática, partícula subatómica, algoritmo complejo o una forma nueva de energía.

James Trefil, físico y escritor científico, cuando habla del problema difícil de la consciencia, afirma que «es la única cuestión de la ciencia que ni siquiera sabemos formular»2

Ante esta cuestión, cabe preguntarnos: ¿Es el espíritu realmente fruto de una realidad inmaterial o simplemente desconocemos su naturaleza y como ella se cataliza a partir de una realidad material? ¿Puede ser que visto desde una perspectiva positivista estemos todavía en un estadio teológico y todo esto no sea más que un paralogismo de la dialéctica trascendental Kantiana?

La parte difícil del problema de la conciencia parece darse contra un muro cuando la ponemos a examen a través del materialismo científico. A menos que caigamos en un cientificismo miope, no podemos negar el hecho de que existe una realidad inmaterial que se escapa a los límites del método científico. Para entender esto, primero tenemos que tener claro lo que es la materia.

Materia es todo y solo lo que actúa a una de las 4 fuerzas —gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil—. 

Ante esto, podemos asegurar que lo que no se explica con esas 4 fuerzas, no puede explicarse a través de la materia. Algunos ejemplos de cuestiones inmateriales que no se pueden explicar con el método científico y que no responden a ninguna de esas 4 fuerzas los podemos encontrar en la metafísica, la lógica, las matemáticas o la lógica. Todas ellas, cuestiones que aplicando un razonamiento filosófico aceptamos como verdaderas y han trascendido a lo largo de nuestros días como una tradición de la fe humana.

Inteligencia inmaterial

Por consecuencia de lo que acabamos de explicar, deberíamos aceptar que existe una realidad inmaterial que escapa y no responde a ninguna de las 4 fuerzas antes definidas y por lo tanto debe existir una realidad inmaterial en el hombre que explique de donde emerge la consciencia y la inteligencia.Afirmar esto, es a posteriori el equivalente a aceptar la existencia del alma o un espíritu que no puede explicarse mediante términos físicos sino que se infiere de la razón suficiente.

Referencias

  1. Carreira SJ, Manuel Mª & A. Gonzalo, Julio. (2022). Razón, Ciencia y Revelación. Ed. Ciencia y Cultura. p. 57.
  2. James S Trefil (1997). «Chapter 3: Will we ever understand consciousness?». One hundred and one things you don’t know about science and no one else does either. Mariner Books. p. 15.

Autor

H.·. Héctor, A.·.M.·.

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